LA IMPORTANCIA DEL SISTEMA DE FRENOS

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Es indiscutible que los frenos son uno de los sistemas de seguridad más importantes (si no el que más) del vehículo y que son imprescindibles para perpetrar nuestra integridad, ya que son el principal medio de protección con el que contamos en la carretera, cuando vamos al volante de un vehículo.

El sistema de frenos nos ayuda a disminuir la velocidad y a detener el vehículo, por eso, tiene que funcionar con precisión, y nosotros, como conductores debemos asegurarnos de su correcto funcionamiento, preocuparnos de realizar un mantenimiento adecuado de forma regular de todas sus piezas y aprender a adelantarnos a los posibles problemas que puedan surgir con el tiempo.

Normalmente se recomienda revisarlos cada 5,000 kilómetros, darles mantenimiento cada 10,000 kilómetros y sustituir el líquido de frenos cada 20,000 kilómetros.

Tipos de frenos:

En un vehículo, podemos encontrarnos básicamente con dos mecanismos de freno: los frenos de tambor y los frenos de disco.

Los frenos de tambor:

Los frenos de tambor son aquellos que vienen ubicados en la propia rueda y se empleaban principalmente en los primeros coches de la historia, hasta que en los años 60 y 70 empezaron a dejarse de emplear en el eje delantero para pasar a ser sustituidos por frenos de disco.

El problema de los frenos de tambor es que tienen una escasa capacidad de refrigeración, por lo que se sobre calientan fácilmente y tanto su mantenimiento como su montaje, son más complejos que en el caso de los frenos de disco. La detención de este tipo de frenos es más súbita y menos progresiva, de hecho requiere de un menor esfuerzo sobre el pedal pero implica un mayor riesgo de blocaje, a pesar de su alta eficacia.

Es cierto también que su desgaste es menor que en el caso de las pastillas de freno, aunque se recomienda comprobar su estado regularmente y cambiar las zapatas cuando su espesor sea inferior a 1,5 mm.

Los frenos de disco:

Los frenos de disco pueden ir montados dentro de las ruedas o fuera, colocado sobre cualquier semieje y cuentan con una superficie menor de fricción, pero se refrigeran con mayor eficacia que los frenos de tambor y su frenada es mucho más progresiva y eficaz. El problema de estos discos de freno es que se erosionan con mayor facilidad y que son muy sensibles al polvo y la humedad, así que pueden torcerse, agrietarse y oxidarse. Por eso es muy importante mantenerlos en buen estado y cambiar religiosamente las pastillas de freno cuando su grosor alcance una cifra inferior a los 2mm, ya que unas pastillas de freno en mal estado pueden afectar a la vida útil de los discos.

Las revisiones periódicas y las inspecciones técnicas regulares son vitales para garantizar el correcto funcionamiento de nuestro vehículo en la carretera y es un error tratar de ahorrar dinero en revisiones, sustituciones o reparaciones del sistema de frenado, ya que de él depende directamente nuestra seguridad vial.

 

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